Almacenamiento y precios de la electricidad. ¿Qué está pasando?
Almacenamiento y precios de la electricidad. ¿Qué está pasando?
Abril 2022
¿Qué relación tiene el precio de la luz con la masiva implantación de renovables? ¿No se supone que era energía más barata? ¿Si esto es así, por qué pagamos más que nunca?
Las anteriores no son sino algunas de las preguntas más repetidas por los medios de comunicación en los últimos meses. Opinólogos de todo pelaje exponen sus argumentos en las tertulias. Hay quien culpa al precio del gas o al de los derechos de emisión de CO2. Hay quien se ha acordado de las nucleares en España (más bien de su ausencia) y quien dice que realmente los culpables son los de las hidroeléctricas, que especulan con la situación actual.
Yo creo que todos llevan su parte de razón.
Pero para entender bien cómo se forma el precio de la energía, primero hay que entender primero el sistema eléctrico, y de eso hablaremos hoy.
Partiendo de la base de que la electricidad en la red no se puede almacenar (se puede hacer en forma distinta de electricidad, como baterías, agua etc.…) el principal requisito técnico que hay que satisfacer es que hay que dar en cada momento la cantidad de energía justa a la red. Es decir, tiene que haber un equilibrio entre oferta y demanda.
El OMIE (Operador del Mercado Ibérico de Energía) es quien gestiona este problema.
¿Y cómo lo hace? Pues con una subasta.
Cada día se fijan los precios del día siguiente, habida cuenta de que se conocen (o se estiman con muchísima precisión) los consumos, resta ir dando entrada a las distintas centrales para ir “casando” (palabra importante) la oferta y la demanda de cada hora.
De tal forma que primero van las ofertas más baratas y luego las más caras en orden, hasta que se ha casado toda la energía necesaria. La última oferta de energía (la más cara) es la que marca el precio que cobrarán todas las demás.
Si lo ficcionamos, podría ser algo como lo siguiente:
Llega el señor del OMIE y dice: “Para esta hora hacen falta 5 MWh ¿Quién puja?”
Primero entra la nuclear, que es de base y dice “Yo pujo con 1 MWh gratis, porque soy de base y voy a cobrar siempre”Se lo lleva, porque es gratis
Luego entra la solar fotovoltaica y dice: “Yo pujo con 2 MWh a 1 €/MWh, que hoy hace sol y produzco barato”.
Luego la eólica y dice: “Yo pujo 1,8 MWh a 2 €/MWh, que tampoco está mal”.
Nótese como se van acumulando según orden ascendente de los precios que proponen. Finalmente han quedado 0,2 MWh sin adjudicar. Hay que buscar a alguien para casar la oferta y la demanda con urgencia.
En esto que un señor desde un rincón oscuro levanta la mano y dice…”Yo, que soy el gas natural, tengo 0,2 MWh”
“Estupendo, justo el que faltaba. ¿A cuánto?”
“A 250 €/MWh!!”
Pum. Susto y muerte. El gas acaba de marcar el precio mayorista para todas las demás tecnologías. Este precio tan alto se debe primero al precio al que se compra el gas (En el caso de España, históricamente al Magreb, aunque eso últimamente está cambiando) y luego a que esta tecnología tiene que pagar un precio a los derechos de emisión de CO2 impuesto por la UE para “desincentivar” esta tecnología.
Es decir, que la eólica y la fotovoltaica que tienen que ofertar barato porque si no, no colocan la energía, van a cobrar su oferta a 250 €/MWh… ¡Vaya hombre! Qué pena….
Así es (a grandísimos rasgos) como funciona el sistema.
¿Qué pasaba con la hidráulica? Pues que es renovable pero funciona cuando la empresa concesionaria quiera, porque solo tiene que “abrir el grifo” no como con la eólica o la solar que dependen de las condiciones meteorológicas. Esto, unido al hecho de que el dueño de la central de gas y de la central hidroeléctrica suele ser el mismo señor, hace que se pueda meter por ejemplo primero las renovables, no cumplir toda la demanda y luego meter la hidráulica a precio desorbitado para ganar más, ya que el coste de producción de la hidráulica es muy bajo al estar amortizada, y dejamos el gas para otro momento. Esto es especulación en toda regla y es algo perfectamente legal aunque moralmente a mí me suscita ciertas dudas.
Como se puede apreciar, aquel que tenga la llave del grifo (ya sea de gas o de agua) es el que va a fijar el precio. Es decir es la energía almacenada, la que fija el precio al no poder la renovable cubrir toda la demanda. Para tener con este sistema precios más bajos, se hace patente la necesidad de que el almacenamiento sea barato o de que la renovable cubra la demanda en más ocasiones. Además hacen falta sistemas para evitar la especulación.
Esta idea se aprecia más claramente si vemos las curvas diarias de oferta y demanda.
Con el sistema actual tenemos lo que se denomina “curva de dos jorobas”
Aquí hay dos picos de demanda (que tiran el precio hacia arriba). Uno de ellos está al principio de la jornada laboral y otro al final, cuando la gente llega a casa. También hay una pequeña bajada a media tarde. Esta curva es la que viene siendo la referencia en los últimos años. No obstante, la inclusión de la potencia renovable en especial solar fotovoltaica está haciendo que en las horas de sol haya mucha potencia disponible, tirando el precio por los suelos y dando lugar a la conocida como “curva pato”.
Lo que se produce es entonces una sobreproducción en una franja muy concreta del día. Aquí, la renovable copa toda la demanda, y el precio es muy bajo, por lo que llega un momento en el que económicamente a un inversor no le interesa seguir metiendo solar, ya que el precio al que se la pagan es mínimo. Esto es el efecto “caníbal”.
El efecto contrario pasa cuando no hay renovable, al haber sido sustituidas otras tecnologías por la renovable, la falta de oferta renovable (más barata) en estas horas hace que el precio suba.
La solución a este problema no es otra que el almacenamiento. “La llave del grifo” de la que hemos hablado antes permitiría desplazar la energía sobrante hacia zonas más caras, bajando aquellos precios y “aplanando” la curva. Es pues fundamental el desarrollo de las tecnologías de almacenamiento energético a gran escala.
Tal es así, que el gobierno ya va camino de celebrar subastas de almacenamiento análogas a las que se realizan para la concesión de permisos de energías renovables, además de la elaboración del “Plan Nacional del almacenamiento”.
Sobre cómo se puede llevar a cabo este almacenamiento, baterías, presas, hidrógeno y torres de babel, hablaremos en la segunda parte.